Preguntas Frecuentes

El hidrógeno es el primer elemento de la tabla periódica, es el elemento más simple y más pequeño que existe. Lo constituye un protón de carga positiva y un electrón de carga negativa. Su etimología viene del griego “ὕδωρ” (hýdōr) y  “γένος” (génos), que significa literalmente “generador de agua” o “lo que origina agua”. Es un gas incoloro, inoloro, sin sabor y sin ningún tipo de efecto tóxico para los seres vivos. En condiciones atmosféricas normales lo encontramos en su forma diatómica como hidrógeno molecular H2.

Absolutamente. El hidrógeno posee un gran potencial terapéutico avalado por más de 500 estudios científicos y ensayos clínicos. Afecta a todos los órganos del cuerpo garantizando un funcionamiento óptimo, por lo que muestra mejorías en un gran amalgama de más de 150 tipos de enfermedades al anular el estrés oxidativo y equilibrar el balance REDOX, mejorando la señalización y comunicación celular. Podemos encontrar estos avales a través de la fundación sin ánimo de lucro Molecular Hydrogen Foundation, dedicada a expandir y difundir las propiedades curativas del hidrógeno.

Existe un proceso de autorregulación homeostática que se da en todos los organismos entre agentes oxidantes y agentes antioxidantes, este balance se llama REDOX (Reducción-Oxidación). Es importante para el óptimo funcionamiento celular que este balance esté equilibrado y es por esto que médicos, dietistas, nutricionistas y naturópatas recomiendan tomar una dieta rica en antioxidantes como la vitamina C o la vitamina E. De hecho, con la edad y con el estilo de vida moderno, es muy común que este balance despunte hacia la oxidación provocando el famoso Estrés Oxidativo, una causa que puede provocar gran parte de las enfermedades conocidas. Es por esto justamente que el hidrógeno está provocando tanta expectación y seguimiento, pues muestra ser único e incomparable equilibrando el balance REDOX y optimizando la comunicación celular y sus metabolismos y funciones.

En lenguaje químico, una oxidación son los efectos sobre las moléculas que alteran su estabilidad mediante una pérdida de electrones.  Una reducción, en cambio, son los efectos desencadenados por la ganancia de electrones. Estos procesos de oxidación son naturales y tienen funciones de señalización celular necesarios para combatir patógenos, comunicarse con los macrófagos del sistema inmunológico e inducir inflamaciones cuando se requieren. Pero estos agentes  oxidantes deben ser limpiados por el sistema reductor o antioxidante, equilibrando el balance reducción-oxidación, REDOX. Cuando ese balance tiende a la oxidación, estos efectos oxidativos dejan de estar sometidos a un control de equilibrio homeostático y su acumulación suele provocar daño por oxidación en células, proteínas, lípidos incluso pueden dañar y inducir mutaciones en el ADN celular, de ahí que puedan originar muchas enfermedades.

En países como Japón o Korea, el consumo de hidrógeno es tan famoso que está normalizado, y una gran parte de la población lo consume a diario bebiendo agua enriquecida con hidrógeno, ya que es la forma más rápida y cómoda de hacerlo. En AlmaCore ofrecemos una gama de calidad de generadores autónomos de agua enriquecida con hidrógeno, para producir en casa sin depender de ningún fabricante o laboratorio.

Hay unas cuantas características que hacen del hidrógeno algo único para la salud. Por su livianez y su pequeño tamaño molecular, es capaz de penetrar la barrera hidrofóbica de las membranas celulares, llegando al núcleo y protegiendo al ADN del daño por oxidación, incluso es capaz de penetrar de forma masiva a través de la complejidad del torrente hematoencefálico llegando al cerebro. También promueve y modula la segregación de enzimas endógenas antioxidantes como el glutatión o la catalasa, y mejora las funciones de señalización y comunicación celular. Además, otros antioxidantes al ejercer su función reductora quedan en su forma oxidada, y requieren ser revitalizados por el sistema reductor del organismo. El hidrógeno en cambio, se asocia de forma selectiva con el radical hidróxilo (-OH), el más agresivo y citotóxico de los agentes oxidantes, del que no se conoce función de señalización celular alguna, y que además, al asociarse produce agua sin crear ningún tipo de residuo (H2+2 (-OH)= 2H2O)). Por último, a diferencia de otros antioxidantes, no existen contraindicaciones ni ningún tipo de toxicidad asociado al consumo de hidrógeno molecular incluso en elevadas dosis, además posee propiedades antiinflamatorias, alcalinizantes,  antiapoptóticas (anti muerte celular) y citoprotectoras.

Es absolutamente biocompatible, facilita una funcionalidad orgánica óptima, capaz de inducir mejorías en todos los principales órganos del cuerpo y potenciar la salud. Evita la oxidación del ácido láctico que genera el ejercicio intenso y reduce los tiempos de recuperación del ejercicio, incluso aumenta el rendimiento deportivo. Tiene efectos antienvejecimiento por lo que se puede aplicar de forma tópica, mejora la elasticidad por lo que posee efectos cosméticos.

Remitimos a un estudio realizado por el nominado a premio nobel Garth L. Nicolson, en el que afirma que las aplicaciones clínicas con terapias de hidrógeno provocan mejorías aplicadas a  las siguientes patologías: enfermedades inflamatorias y autoinmunes, úlceras, enfermedades neuromusculares, dermatitis y desordenes de la piel, enfermedad metabólica, diabetes tipo 2, infecciones, enfermedades degenerativas, incluso para paliar los efectos secundarios de la quimio y radioterapia, enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson y Alzheimer, para los efectos de la radiación, enfermedades cardiovasculares, hemodiálisis, nefritis y obesidad.

No. El pH o potencial de hidrógeno del agua hace referencia al parámetro negativo logarítmico (log) que señalizan el parámetro sobre alcalinidad o acidez, utilizando una escala de 14 dígitos en la que a partir de 7 se sitúa la diferencia entre ácido (de 0 a 7) o alcalino (de 7 a 14). Pero al hablar de agua hidrogenada, se hace referencia a moléculas neutras de (H2) con dos protones y dos electrones, por lo que no estamos hablando del pH del agua.

Sí, deja un pH inferior a 8, sobre 7.3 y 7.5. Esta tecnología es posterior a los alcalinizadores de agua, por lo que afecta al pH pero sin dejar un elevado parámetro alcalino. Nuestra sangre tiene un pH neutro tendiendo a la alcalinidad, suele variar entre 7.35 y 7.45, y nuestro organismo, a través de procesos de homeostasis, fija el pH en este parámetro. Si el pH baja se sufre de acidosis, y si sube de alcalosis, cualquier desequilibrio fuera de este parámetro es nocivo para la salud. Es importante que la tecnología de producción de hidrógeno disuelto en agua produzca un agua con pH no superior a 8 y deje un pH neutro con una ligera tendencia alcalina, ya que el consumo de agua altamente alcalina de forma constante, tiene contraindicaciones.

No, el agua  (H2O) se compone de dos átomos de hidrógeno enlazado con uno de oxígeno, y al igual que no podemos disponer de  oxígeno  bebiendo  agua, tampoco podemos obtener hidrógeno. De esta manera, igual que necesitamos oxígeno (O2) disponible para respirar, para obtener los beneficios terapéuticos del hidrógeno necesitamos hidrógeno molecular (H2), el cual puede obtenerse fácilmente bebiendo agua (H2O) enriquecida mediante electrolisis con hidrógeno disuelto (H2).

El ORP mide el índice del potencial de Oxido-Reducción (Oxid-Reduction Potential). Existen medidores que muestran en microvoltios los parámetros que señalan su tendencia a captar o ceder electrones. En el agua hidrogenada el parámetro es altamente negativo, de hecho escasos elementos tienen una capacidad tan elevada de ceder electrones en una función antioxidante similar a las que da el agua hidrogenada. Los diferentes generadores que ofrecemos producen un agua con ORP entre -350mv. y -650mv.

Sí. Existen diversas fuentes naturales sobre las que tradicionalmente, las culturas cercanas les han asociado propiedades beneficiosas para la salud. Un estudio del doctor Sanetaka Shirahata muestra que estas fuentes comparten un patrón común entre todas ellas, la presencia de hidrógeno H2 disuelto en ellas. Ejemplos de estas fuentes son la de Lourdes en Francia, Nordenau en Alemania, Tlacote en México, Nadana en India, Hita Tenryosui Japón. Es justamente esto lo que motivó a la industria japonesa a crear generadores domésticos para que todas las personas y familias pudiesen generar de forma autónoma agua con hidrógeno disuelto.

Mediante una electrolisis producida por un ánodo y un cátodo, el agua se disocia en iones (H+) y en iones (OH-). Los iones H+ son atraídos por el electrodo negativo, el cátodo, y son reducidos a un átomo de hidrógeno captando un electrón (ej. e-+H+    H). Un átomo de hidrógeno (H), es altamente inestable e inmediatamente se asocia con otro átomo de hidrógeno (H), creando la molécula de hidrógeno (H2). En el otro electrodo (el ánodo) ocurre una oxidación, el ion (OH-) es atraído por el electrodo positivo donde se oxida en forma de gas oxígeno (O2) e iones de hidrógeno (H+).

  • Equilibra el balance REDOX (Reduccion-Oxidación)  garantizando un ambiente celular óptimo.
  • Neutraliza selectivamente el radical hidroxilo (-OH), anulando el estrés oxidativo que puede ser causa de numerosas enfermedades.
  • Posee efectos de modulación y regulación de enzimas que actúan como antioxidantes endógenos, como el Glutatión o la Catalasa.
  • Mejora la comunicación y señalización celular.
  • Debido a su pequeño tamaño, el hidrógeno posee una gran penetrabilidad, pudiendo traspasar la envoltura hidrofóbica de las células, y protegiendo su núcleo y el ADN del daño por oxidación.
  • Al actuar como reductor, su función como antioxidante no crea residuos, simplemente se convierte en agua (2(-OH)+H2= 2H2O).
  • Tiene propiedades reguladoras de la inflamación, sin intervenir en la función de señalización celular de los agentes prooxidantes como el peróxido de hidrógeno (H2O2). Es decir, posee propiedades antiinflamatorias pero de forma selectiva, haciéndolo así más efectivo a la hora de regular la oxidación en el organismo.
  • Por su livianez es capaz de penetrar de forma masiva el torrente hematoencefálico, protegiendo al cerebro del daño oxidativo. El cerebro es el órgano que más oxígeno consume, por lo que un torrente cerebral limpio de radicales oxidantes aporta claridad y agilidad mental, protegiendo también el cerebro del daño oxidativo que puede desembocar en alguna patología neurodegenerativa.
  • Un exceso de agentes oxidantes dificulta la producción plena de la energía requerida para la mayoría de metabolismos celulares, el ATP (Adenosin Trifosfato). Por lo que un REDOX equilibrado, incrementa el rendimiento deportivo por facilitar una producción potencial de ATP.
  • Reduce los tiempos de recuperación del ejercicio físico intenso y deportivo, ayudando a la eliminación del ácido láctico al evitar su oxidación.
  • Al anular el estrés oxidativo,  tiene efectos antienvejecimiento, protegiendo del envejecimiento prematuro.
  • Facilita los movimientos peristálicos y ayuda a tener una buena digestión.
  • Mejora la elasticidad de la piel.
  • Tiene potentes aplicaciones cosméticas.
  • Evita la oxidación del colesterol malo, LDL, protegiendo al organismo de los efectos nocivos agravados por la oxidación del colesterol.
  • Existen más de 500 estudios clínicos y ensayos científicos avalados por MHF (Molecular Hydrogen Foundation) y publicados en prestigiosas revistas como “Nature Medicine” o buscador de estudios como Pubmed, que revelan que el hidrógeno induce mejorías en la función de todos los órganos y resulta clínicamente efectivo en más de 150 tipos de enfermedades diferentes.
  • El hidrógeno es totalmente biocompatible por lo que no produce ningún tipo de efecto tóxico, ni en altas dosis.
  • El hidrógeno actúa como una molécula con funciones que mejoran la señalización celular, los metabolismos celulares y la expresión génica. Reduce los síntomas de las alergias y posee efectos antiapoptóticos.
  • Las  terapias con hidrógeno que actualmente se están utilizando muestran mejorías en enfermedades cardiovasculares, hepáticas, diabetes, tratamientos de quimioterapia y radioterapia al reducir sus efectos secundarios, enfermedades cerebrovasculares, neurodegenerativas como el Parkinson y el Alzheimer, y  otras como nefritis y enfermedades autoimmunes.

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